martes, 25 de septiembre de 2018

septiembre 25, 2018
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Fernando Luis Egaña /

Está muy trillada la expresión de "no confundir la gimnasia con la magnesia", en el sentido de que las palabras suenan parecidas pero se refieren a cosas muy distintas. Pero la referida expresión es pertinente a estas líneas, porque se entiende sin problemas. De allí que cambiando lo cambiable, hay que decir algo similar en relación con el principio de la Justicia Social y la ideología socialista-marxista.

Confundirlos es un absurdo conceptual. Pero ocurre y cada vez con más frecuencia, en nuestra abatida Venezuela. De manera que si alguien se presenta como partidario de la justicia social, en lo nacional o internacional, de inmediato es calificado, por ciertos comentaristas de las redes sociales, de socialista-marxista o, cuando menos, proto-socialista-marxista. Lo cual, desde luego, no se puede aceptar.

La superación del socialismo-marxista no está en el liberalismo irrestricto. En el imperio soberano de los mercados. No. Debe estar en una sana combinación de libertad económica y responsabilidad social. De hecho, en Alemania o Japón es así, para no hablar de los Estados Unidos, cuyo sistema económico no es ajeno, para nada, a la regulación extensiva del Estado. Y ojo, hay regulaciones que pueden responder al principio de la Justicia Social, y otras que no.

Todo esto viene a cuento, porque es sumamente peligroso que por ignorancia, por dogmatismo, o hasta por mala fe, se trate de formar una corriente de opinión en favor de que el principio histórico de la Justicia Social --fundamento, por ejemplo, de la Doctrina Social de la Iglesia-- no es más que una manifestación de rancio marxismo o anticuado socialismo. Y no es así. Ni en su génesis histórica, ni en su definición doctrinal, ni en el campo de las políticas públicas.

El comunismo, en sus variadas vertientes: ortodoxo o “socialismo real”, eurocomunismo, socialismo “borbónico” (que ni olvida, ni aprende), etcétera, es la imposición del colectivismo, la supresión de las libertades económicas y los derechos de propiedad, y el encumbramiento de una dictadura política, económica, social y cultural, en cabeza del partido único.

Eso no tiene nada que ver con la noción de Justicia Social, en un contexto de primacía de la iniciativa personal, del principio de subsidiaridad, y de búsqueda del bien común, respetando el pluralismo e impulsando los valores democráticos. Entonces, por favor, no confundamos la Justicia Social con el socialismo marxista. Favor recordar lo de la gimnasia y la magnesia…

flegana@gmail.com