sábado, 18 de abril de 2020

abril 18, 2020
Por Johnny E. Mogollón E. /


Los tabloides daban ayer la noticia de que la ciudad china de Hong Kong gestionó la primera ola de contagios por coronavirus sin recurrir a un confinamiento total, al optar por un aumento del número de test, del rastreo de contactos y cambios en el comportamiento de la población, eso nos lleva inmediatamente a la pregunta: ¿Entonces para qué el confinamiento total en Venezuela?

De acuerdo a lo dicho ayer mismo por el Ministro de Propaganda de la dictadura, “al día de hoy se han realizado más de 219 mil pruebas”, dejando en claro posteriormente que actualmente están en operaciones equipos de espías cubanos disfrazados de médicos “peinando” las zonas en las que se han presentado contagios, lo que quiere decir que el confinamiento —o más bien la segregación—, va con un objetivo distinto al de la prevención.

Sabemos que el quiebre de Pdvsa es clave, pero no lo es todo, digo, pudieron haber dicho que no iban a despachar gasolina para evitar el exceso de movilidad en el territorio nacional y nada hubiese pasado, sin embargo, decidieron cerrar todo, exceptuando, eso sí, el despacho a enchufados, esbirros y demás alimañas que componen a la dictadura. Necesitaban paralizar al país.

¿Para qué paralizas un país entero cuando controlas todo? Aunque sea difícil de verlo, la crisis energética a que nos condujo la dictadura iba a generar la paralización de la economía, somos un país que no puede mover sus mercancías desde los centros de producción hasta el consumidor, así que para ellos el objetivo siempre estuvo claro, valerse del Covid-19 para enmascarar la crisis.

Algunos podrán preguntarse: ¿Por qué no seguir echando la culpa al bloqueo? La razón, es tan sencilla que da risa, y es que ellos saben que ese discurso está agorado, porque sus mismos seguidores, los pocos que les quedan, ya se comieron el cuento entero, con todo y papel, pero ya comenzaron a preguntarse para qué apoyan a una partida de estúpidos que se han dejado bloquear, así que esa pieza de retórica, por lo menos por estos meses, ya ha perdido su efecto.

Paralizar la nación entera es además un objetivo que les rinde un rédito político extraordinario, pues esta interrupción de la producción les da una oportunidad de oro para acabar definitivamente con la industria nacional, haciendo obligatorias las importaciones, método de enriquecimiento fácil para unos y de blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico y los minerales preciosos, para otros. Es un negocio redondo.

Finalmente y no por eso menos importante, es necesario decir que el objetivo de paralizar la nación lleva como fin más esencial la segregación de los grupos políticos que luchan contra la dictadura, por supuesto, les da un buen lapso para reagruparse mientras el pueblo que disiente está encerrado en sus casas con el temor infundido a través de los canales de propaganda.
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