martes, 1 de agosto de 2017

agosto 01, 2017
Pasada la una de la madrugada de este martes, elementos de la policía política de la DICTADURA, irrumpieron en operaciones tipo comando, abrigados, como los malditos delincuentes que son, por la oscuridad, en las residencias de los líderes de oposición y presos de conciencia con arresto domiciliario, Leopoldo López y Antonio Ledezma, para llevárselos quién sabe a qué cárcel de este país desangrado por la tiranía.

Lilian Tintori, esposa del líder de Voluntad Popular, denunció a través de su cuenta twitter que a López se lo llevaron de su casa ubicada en Los Palos Grandes e hizo responsable a Nicolás Maduro de cualquier cosa que le pudiese ocurrir. "No sabemos dónde está ni a dónde lo llevan. Maduro es responsable si algo le pasa", expresó, mientras que en medio de gritos de “¡Se llevan a Ledezma, se llevan a Ledezma!”, Mitzy Capriles y vecinos del edificio en que reside el Alcalde Metropolitano, vieron cómo a este lo sacaban a empellones para meterlo con salvajismo en una camioneta del órgano de persecución política.

Motivar al pueblo, ese es el delito que han cometido, porque en las dictaduras como esta, expresar cualquier disentimiento es condenarse a la cárcel y a la tortura, y la verdad es que los venezolanos ya estamos hasta el gorrete de tanta mierda con sello rojo.

Tenemos que hacer que esta maldita noche amanezca para nosotros, y en ese glorioso día que nos espera, salir al encuentro de todo aquel que está hoy preso por pensar y quemar hasta la última caseta de la policía política, porque no podemos permitirnos que la nueva democracia nazca con la mácula infernal de tan despreciable brazo represivo.

Desde esta página, ahora saboteada por la dictadura para impedir el libre ejercicio de la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, hago un llamado a todos los sectores del país a no dejarnos apabullar, a levantar la mirada y avanzar con paso firme hacia la democracia, sin importarnos que la sucia sangre de los comunistas caiga sobre la tierra. Hagamos valer nuestra voluntad, no permitamos que las cárceles se pueblen de gente capaz y útil a la nación, mientras la escoria de la delincuencia y el narcotráfico institucionalizado hace suya a nuestra tierra. Ya basta, carajo, de estar permitiendo la sinvergüenzura, ya basta de poner nosotros los muertos, hay que darle vuelta a la tortilla y —literalmente— enterrar a los hijos de la gran puta que se han robado los reales, la dignidad y el futuro de Venezuela.

¡Que no quede piedra sobre piedra, que no quede uno solo!