domingo, 1 de octubre de 2017

octubre 01, 2017


Miguel Aponte  @DoublePlusUT /  


Pregunte a su chavista más cercano si recomendaría a otro país un gobierno como el que Maduro tiene en Venezuela. Mírele a los ojos mientras responde, los gestos hablan más que las palabras. Con chequera petrolera el chavismo ya era inviable; sin ella, ¿qué esperar? El madurismo es un desastre. ¿Qué puede mostrar más allá de argumentos fabricados por jefes indolentes y los lugares comunes que repiten psicóticamente? ¿Superaron la pobreza? NO ¿Reivindicaron la democracia? NO ¿Hay alimentos, medicinas, servicios, seguridad? NO ¿Hay educación? NO ¿Hay libertad? NO.

Hoy hay más y peor pobreza, la política es “con el mazo dando” y cada día, desesperados y con total sinvergüenzura, entregarían el país al imperialismo ruso, chino, iraní y, claro, a los Castro. ¿Estos imperialismos sí son buenos? ¿Por qué? Para colmo, la verdad es que estarían dispuestos incluso a entregarse a Trump, si los perdonara; no por casualidad viven picándole el ojo y pagando puntualmente sus compromisos internacionales con el capitalismo que dicen odiar.

Entonces, pregunte a su chavista, ¿dónde está la gran revolución del socialismo del siglo xxi? ¿Dónde está la independencia prometida? ¿Y el legado de Bolívar, dónde? La verdad es que arrasaron con todo, mientras de paso liquidaron la mayor bonanza económica que ningún otro gobierno disfrutó jamás antes en Venezuela y quizá tampoco podrá contar ningún otro después. Entonces, ¿cuál es la verdad que queda tras la estafa?

En su desesperación, luego de la fallida decisión del TSJ contra la AN, el invento de la ANC no pudo ser peor. ¿Para qué ha servido, más allá de destituir a Ortega y nombrar a Saab -actos que no le competen-, amenazar y perder el tiempo en discursos? Maduro no representa el futuro para nadie, ¡tampoco para ellos! Pero, atención, no es suficiente, no basta; es necesario, además, que la oposición mantenga la lucidez; y muestre su talante. Por eso, si es que esas elecciones se dan, el 15 O, no se descuide ni escuche discursos despechados: vote.


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