lunes, 31 de julio de 2017

julio 31, 2017

A escasas horas de la finalización de la consulta ya podemos decirlo sin tapujos: ha sido uno de los más grandes éxitos de la historia republicana, la única en el a que más 7 millones de voluntades se han unido en un mismo sentimiento popular en favor de la democracia y en contra de la dictadura de Nicolás Maduro y su narcocúpula, en un esfuerzo de logística y organización sin precedentes.
No es fácil hacer triunfar a la voluntad, y sin embargo, en ello los venezolanos nos jugamos la vida y salimos airosos, ahí está esa cifra para comprobarlo, una cifra obtenida con sangre, sudor y lágrimas, con esfuerzo y dignidad, es una cifra limpia, cristalina, que emergió de las sombras de la censura impuesta por Conatel a todos los medios de comunicación, una cifra que nació de los millones de almas venezolanas que le apuestan todo al país que soñamos, una cifra que viene a derrotar al miedo difundido con propaganda de terror a los empleados públicos, una cifra, léase bien, de más de SIETE MILLONES, que fueron conquistados uno a uno, de casa en casa, de calle en calle, a pesar de la brutal represión por parte de los esbirros de la dictadura.
Para que se hagan una idea, en una elección con los amplísimos recursos económicos que maneja el CNE, se hubiesen instalado 45 mil mesas, mientras que en esta consulta popular solo se pudo hacer lo propio con 14 mil mesas, ¿Se imaginan ustedes cuánto hubiese crecido la cifra si al menos hubiésemos podido llegar a la mitad de las mesas? Cada punto soberano fue en sí un éxito en número pero también en capacidad para solventar, sin ayuda de los dineros del Estado, todos los inconvenientes que se presentan ante unos comicios de esta naturaleza.
No podemos caer en el juego de la dictadura tratando de hacer un imposible contraste de cifras entre esta consulta popular y las elecciones convencionales en que se cuenta con un presupuesto extraordinario, tiempo, medios y personal, sí, es cierto que la cantidad es importante, pero el objetivo en este caso no era sacar más votos que otro porque, de hecho, no se trataba de una competencia entre dos o más candidatos, sino la manifestación de estar o no de acuerdo con una propuesta política para reencaminar el país hacia la democracia y de hecho, menos del 1% se expresó a favor del no, blindando de legitimidad a nuestra lucha, ¿Cómo se come eso? Pues pregúntese a usted mismo: ¿Antes de la consulta tenía yo una clara idea de cuántas son las personas que están comprometidas con el cambio? Pues bien, resulta que con todo esto ya sabemos cuántos somos pero ¿para qué sirve saberlo? Pues para emprender cambios profundos, para tomar decisiones cruciales con un aval sólido y, por supuesto para darnos cuenta que somos mayoría, mayoría contada, constante y sonante.
De las preguntas formuladas para la consulta popular la tercera es la más importante, entre otras cosas porque a través del sí de más de siete millones de venezolanos se le otorga legitimidad a la Asamblea Nacional para renovar las autoridades de los poderes públicos, para convocar a elecciones y transparentes, para formar un gobierno de unidad nacional y, sobre todo, para retomar el hilo constitucional. Para entenderlo mejor diremos que si Pepito el de los palotes forma un gobierno, por carecer de legitimidad, caerá pronto en ingobernabilidad, pero, si Pepito el de los palotes es el depositario de más de siete millones de voluntades que lo conminaron a formar ese gobierno, aquel entonces será viable.
En conclusión, el 16 de Julio fue, como lo habíamos adelantado, un día histórico, hemos hecho lo que nadie más en el mundo, desafiar a la dictadura en un acto de desobediencia en el que también desconocimos al órgano comicial del entramado dictatorial y, a pesar de la represión, de la sangre que derramaron, de los impedimentos, de no contar con presupuesto y sobre todo de haber sido blanco de la ignominia, hemos logrado nuestro objetivo fundamental de desobedecer al usurpador, tal como lo indica el artículo 350 de la constitución y, de paso, darle legitimidad de origen a nuestra lucha.
¡Hagamos que nuestra voluntad se convierta en acción, lucha y más lucha en todos los frentes ya sabemos que la victoria tiene que ser nuestra!